Alberto Fernandez, Cristina Fernandez y Sergio Massa

Alberto Fernandez asumió la derrota y golpea también a CFK

La dura derrota de Alberto Fernández y Cristina Kirchner tensa más la interna y asoma el riesgo de radicalización. El Presidente quedó como único encargado de asumir una caída electoral que golpea a CFK y a la primera línea oficialista.

El Frente de Todos plebiscitó la gestión y perdió su bastión bonaerense y otras 16 provincias.

Alberto Fernández, al asumir la derrota oficialsta en las elecciones PASOAlberto Fernández, al asumir la derrota oficialsta en las elecciones PASO

Contradictorio, solo frente al micrófono a pesar del escenario compartido, el Presidente fue el solitario encargado de aceptar la derrota que sacudió al oficialismo con una magnitud que ninguno esperaba. Resultó una postal de la interna antes que la foto de unidad. No faltó nadie aunque esta vez Alberto Fernández fue el único orador. Afirmó que había escuchado el “veredicto” de las urnas, pero le bajó el precio a la elección –una “enorme encuesta”, dijo- y enfatizó que insistirá con la disputa entre “dos modelos”. Inquietante. Los números acababan de exponer una doble derrota, en la apuesta a polarizar las PASO y plebiscitar la gestión.

Empiezan a correr ahora 60 días hasta las elecciones legislativas de noviembre. El oficialismo agregó de entrada incertidumbre a un cuadro político y económico conmocionado. En su peor hipótesis, Olivos y el kirchnerismo duro especulaban con un triunfo ajustado en la provincia de Buenos Aires –dos o tres puntos, no siete u ocho como se difundía incluso en el anochecer del domingo- y un empate o derrota menor en el resultado nacional frente a Juntos por el Cambio.

El resultado desmoronó los planes. La intención era destacar la lectura bonaerense sobre la consideración nacional. Eso es lo que expuso el apurado festejo cuando no había cifras reales –un acto insólito y chocante, no sólo visto después en perspectiva- con Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Victoria Tolosa Paz eufóricos. Pasadas unas horas, la imagen que acompañó al Presidente resultó ilustrativa, sobre todo por el cuidado segundo plano de toda la primera línea oficialista.

Lo dicho: Alberto Fernández quedó solo frente al micrófono. Fue expresión de una interna en tensión, con proyección riesgosa. Eso, potenciado por las versiones que desde el kirchnerismo duro colocaban en Olivos la carga de la derrota. Todo indica que el voto castigo o de cansancio y malestar social no puede ser entendido como un mensaje restringido al Presidente. En todo caso, el desgaste presidencial tiene relación directa, en primer lugar, con el esquema de peso invertido en el poder. Así nació la fórmula. Los costos incluyen y trascienden al Presidente.

Pero hay una cantidad de elementos que ayer quedaron a la vista de todos y que seguramente generarán versiones ásperas y hasta envenenadas sobre los grados de compromiso en todas las franjas del Frente de Todos, en el plano institucional y en el juego territorial. Por lo pronto, la derrota afectó a sus principales referentes, en mayor o menor grado: Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof. También a algunos ministros y a varios gobernadores.

Diego Santilli y Facundo Manes en el festejo bonaerense de Juntos, después de una disputa ásperaDiego Santilli y Facundo Manes en el festejo bonaerense de Juntos, después de una disputa áspera

Hay datos elocuentes. En primer lugar, lo ocurrido en la provincia de Buenos Aires, territorio de CFK. Allí, si se quiere, fue más impresionante el derrumbe oficialista –empezando por distritos de peso en el Gran Buenos Aires- que la trepada de JxC, ahora Juntos. La principal fuerza opositora exhibió el sostenimiento de su caudal propio, algo notorio en el llano. En las últimas tres elecciones estuvo en torno de los 38 o 40 puntos, en escenarios diferentes. En 2015 y 2017 existían ofertas fuertes de peronismo no kirchnerista. Ahora, en cambio y como en 2019, el FdeT mantuvo unidas a las distintas vertientes peronistas pero dejó casi 20 puntos en el camino.

Uno de los grandes temas es ese, el destino de esos votos. No es una cuestión exclusivamente bonaerense. El alcance territorial es más amplio y es posible que provoque reproches cruzados entre Olivos, el kirchnerismo duro y los goberanadores e intendentes.

JxC se impuso en quince distritos: cuatro que gobierna y once en manos del peronismo. En ese conjunto, sobresalen los triunfos en los cinco de mayor peso electoral: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, la Capital y Mendoza. Ese cuadro es el que genera mayor impacto en el oficialismo porque si se sostiene, o profundiza, afectarían sobre todo el panorama del Congreso. Un dato: la oposición ganó en seis de las ocho provincias que deben renovar senadores.

Por supuesto, nadie puede identificar un único factor que explique el resultado. Existe un conjunto denso: la mala administración de las restricciones frente al coronavirus –no sólo la extensión de la severa cuarentena inicial-, la profundización de la crisis económica y social, los conflictos sectoriales –el más notorio pero no único, con el sector agropecuario- y los privilegios del poder, expuestos de manera irritante con la vacunación VIP y los festejos en Olivos.

Las consecuencias de la derrota abren al menos especulaciones en dos terrenos. El gabinete nacional como expresión de las tensiones domésticas, empezando por la relación entre el Presidente y CFK. Y la economía, por el temblor doméstico y las medidas que vaya tomando el Gobierno con la mirada puesta en noviembre.

El oficialismo decidió polarizar con JxC y con Mauricio Macri en particular. Terminó perdiendo en la provincia de Buenos Aires y en el plano nacional. El resultado del total país le daría a JxC un triunfo de alrededor de diez puntos, 40 a 30 aproximadamente. Esas cifras exponen también que la idea de plebiscitar resultó peor: más de dos tercios de los votos fueron de rechazo, que no es homogéneo en término de alineamiento político pero indica un estado colectivo.

El interrogante es ahora cómo se traduce el contradictorio discurso presidencial de anoche. Dos meses separan las PASO de las legislativas. Y el día a día es más que la pura campaña.

 

Cómo quedó el mapa político de la Argentina tras la contundente derrota del oficialismo en las PASO

 

La oposición se impuso en las cinco provincias más pobladas del país; el Frente de Todos perdió 13 provincias en comparación con las PASO 2019.

Una ola amarilla volvió a teñir la Argentina. Juntos se impuso con autoridad en casi todo el país: sus listas de diputados nacionales ganaron en 15 provincias. La oposición se impuso de norte a sur, de Jujuy a Tierra del Fuego. Una victorial electoral que incluye a los cinco distritos más poblados del país: Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.

La derrota del Frente de Todos es aún más dolorosa si se mira en el espejo de las PASO 2019, esa elección que vio nacer a la alianza que desplazó a Mauricio Macri de la Casa Rosada. El kirchnerismo y sus aliados perdieron en las urnas 12 provincias que habían ganado dos años atrás. Buenos Aires, bastión electoral de Cristina Kirchner, es el distrito donde el oficialismo dejó una mayor cantidad de votos. Santa Fe, que tuvo una interna con sabor amargo, fue otro de las provincias donde quedó relegada.

Juntos y sus aliados se impusieron en Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires, la zona más densamente poblada del país, que fue rebautizada como Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) durante la pandemia. Es justamente en esas zonas urbanas donde la crisis económica pega más fuerte. En la provincia de Buenos Aires, distrito gobernador por el kirchnerismo más puro, la oposición superó el 38,1% de los votos y sacaba casi 5% de ventaja sobre el kirchnerismo al cierre de esta edición.

La lista encabezada por Diego Santilli, que contaba con el aval de Horacio Rodríguez Larreta, se impuso en la interna con una diferencia de 20 puntos sobre el radicalismo. Del otro lado, el debutante Facundo Manes quedó segundo aunque con una buena elección que contribuyó con más del 15% de los votos de la oposición en la provincia.

En la Ciudad, territorio históricamente dominado por el PRO, la ventaja fue más cómoda: los tres candidatos de Juntos superaron el 48% de los votos. Como estaba previsto, la boleta encabezada por María Eugenia Vidal, otra candidata que contó con la bendición del jefe de gobierno porteño, fue la que más apoyos obtuvo. El kirchnerismo volvió a perder votos en un distrito que sufrió -además de la pandemia- la quita de fondos de la coparticipación por parte de Alberto Fernández.

Victoria opositora en el centro

La oposición también se impuso con holgura en el centro del país. Juntos ganó en Córdoba con una ventaja aún mayor a la que cosechó en las elecciones anteriores: reunió el 47,5% de los votos, seis puntos más que en las PASO de 2019. La lista de diputados encabezada por Rodrigo de Loredo, que recibió el aval de Mauricio Macri, se impuso en la interna de la oposición. El segundo lugar fue para Hacemos por Córdoba, la fuerza impulsada por el gobernador Juan Schiaretti. El kirchnerismo quedó en tercer lugar, con apenas el 10,9% de los votos, 12 puntos menos que en las PASO de 2019.

Juntos ganó en la provincia de Santa Fe, uno de los triunfos menos esperados de estos comicios. La oposición se quedó con el 41,4% de los votos, 10 puntos por encima del peronismo, que hace dos años recuperó esa provincia después de un largo período en manos del socialismo santafesino. Las listas encabezada por el radical Mario Barletta y la periodista Carolina Losada se imponían en la interna opositora.

La derrota en Santa Fe es especialmente dolorosa para Cristina Kirchner, que se enfrentó al ex ministro Agustín Rossi por mantener su candidatura, un enfrentamiento que le costó el cargo al histórico dirigente kirchnerista. La vicepresidenta, en cambio, apoyó a la lista impulsada por el gobernador Omar Perotti, que finalmente se impuso en la interna peronista, pero no logró que el Frente de Todos sumara la mayor cantidad de votos en toda la provincia.

Entre Ríos fue otra provincia del centro del país que Juntos “recuperó” en estas PASO. Sacó el 51,8% de los votos, una diferencia de más de 20 puntos con el oficialismo. Ni siquiera los números que había obtenido el Frente de Todos en 2019 habían sido tan beneficiosos para el vencedor de ese momento.

Cuyo y Santa Cruz, también de Juntos

La oposición se impuso en Cuyo. La lista encabezada por Julio Cobos ganó en Mendoza con el 43,7% de los votos, una diferencia de casi 20% puntos respecto del kirchnerismo. Juntos también se quedó con San Luis, donde la boleta impulsada por el gobernador Claudio Poggi llegó al 47,2% de los votos. La oposición desplazó así a la lista que apoyaba Alberto Rodríguez Saa, que sumó el 37%. San Juan fue una excepción en Cuyo: la lista del Frente de Todos apoyada por el gobernador Sergio Uñac logró imponerse con el 42,8% de los votos.

En la Patagonia, Juntos también se animó a quitarle Santa Cruz al kirchnerismo. Las seis listas internas que acumuló la oposición sumaron el 38,6% de los votos, una diferencia de más de 10 puntos con el oficialismo. Cristina Kirchner, que ayer votó en Río Gallegos, todavía reside en la provincia que fue la cuna del kirchnerismo. La oposición también se impuso en Tierra del Fuego, otra de las provincias donde había perdido en las PASO de 2019.

El kirchnerismo ganó en apenas siete provincias; perdió 13 distritos en comparación con las PASO de 2019. Las victorias del Frente de Todo se condensaron principalmente en distritos ubicados en el norte del país. Fueron triunfos en provincias donde históricamente se impone el peronismo: Formosa, La Rioja, Tucumán, Salta, Catamarca, Santiago del Estero y San Juan.

El Frente de Todos ya había ganado estas provincias en las PASO de 2019. El triunfo es especialmente importante, por su caudal electoral, en Tucumán. El candidato más votado fue el diputado Pablo Yeldin, un hombre cercano al gobernador Juan Manzur y espada del kirchnerismo en la comisión de Salud de la Cámara de Diputados. A última hora, el oficialismo también sumó una ajustada victoria en Salta. La boleta del Frente de Todos sumó el 30,1% de los votos, mientras que la oposición llegó al 29,7%.

Fuente: Infobae

 

 

About Post Author