Entre las particularidades que trajo el coronavirus, a nivel mundial aún se estudian las posibles secuelas de esta enfermedad. A nivel local, desde Salud Pública están atentos a posibles daños auditivos provocados por el SARS-CoV2, tanto en jóvenes y adultos recuperados como en niños que nacieron de madres positivas.
La referente del Programa Provincial de Detección Temprana de Hipoacusia, fonoaudióloga Natalia Zajaczkowski, contó que “recibimos algunas consultas de pacientes adultos post COVID, recuperados que no estuvieron graves o con pocos síntomas, pero que quedaron con secuelas auditivas, hipoacusias, bilaterales o unilaterales”.
Entre lo observado, detalló que “estas personas quedaron con zumbidos, con acúfenos, en uno o en los dos oídos. Por el momento, como todo esto aún se encuentra en estudio, lo único que hoy hacemos son controles para ver si esa hipoacusia desaparece o no, si se hace más importante”.
Zajaczkowski aclaró que aún no cuentan con una estadística, pero “hubo muchas consultas. El año pasado y hasta la mitad de este, asistieron pacientes jóvenes y adultos al consultorio por mareo, vértigo o por acúfenos. De cinco pacientes, tres o cuatro tenían estos síntomas. Entonces, desde que se sabe la secuela por COVID, lo primero que consultamos es si tuvo el virus”.
En materia de controles pediátricos, la profesional señaló que “los bebés recién nacidos de toda la mamá que tuvo COVID durante el embarazo pasa a estar dentro de un seguimiento como un bebito de riesgo auditivamente”. Respecto a la incidencia, precisó que “todavía no hay mucha información, pero los virus en el embarazo tienden a dañar el oído interno, así que ese bebé tiene más riesgo o de tener un problema de audición a una mamá que no tuvo un virus en el embarazo”.
La fonoaudióloga explicó que “hemos visto muchas mamás que tuvieron COVID y sus bebés nacieron sin problemas, pero es importante entrar en un programa de seguimiento como un bebito de riesgo. No es 100% seguro que haya un daño en el oído, pero como está dentro del riesgo, tenemos que ponerlo en control”.
Con la pandemia
La referente del Programa Provincial de Detección Temprana de Hipoacusia aseguró que durante la pandemia, “en la parte hospitalaria, los controles auditivos en los recién nacidos internados en neonatología o los que nacieron en los hospitales antes de irse de alta accedieron a su estudio de audición”.
Asimismo, en un primer momento de la emergencia sanitaria por el coronavirus, contó que “cuando no se hacía consultorio en ningún lugar, nosotros tampoco logramos realizar los controles posteriores. Sin embargo, el programa en la pandemia nunca cortó los controles a los bebés internados”.
Estos primeros controles “son importantes, más los bebés en neonatología, que son bebitos que tienen tratamientos especiales y que auditivamente requieren otros controles posteriores que un bebé que nace sano no requiere”, aclaró Natalia Zajaczkowski.
Durante el 2021, “poco a poco se fueron habilitando los consultorios, así como todas las actividades, pero las mamás tenían miedo de acudir a los controles, así que se hicieron pocos controles posteriores. Ahora por suerte estamos con la atención normal y la misma cantidad de pacientes que tuvimos antes de la pandemia”, añadió.
La solidaridad presente para los misioneros
Por otra parte, la emergencia sanitaria por el COVID-19 generó un cambio social, no sólo en el ámbito de la prevención para no contraer este virus. Al respecto, la fonoaudióloga Natalia Zajaczkowski remarcó que “también la gente estaba más sensible y recibimos muchas donaciones de todo tipo”.
Como parte del Programa Provincial de Detección Temprana de Hipoacusia, existe un Banco de Audífonos para las personas que lo requieran: “Recibimos audífonos de la provincia y de la Argentina. Además, el banco se contactó con FANDA (Fundación de Ayuda al Niño con Discapacidad Auditiva) que es de Buenos Aires y también recibimos a inicio de este año una donación para 80 familias”. De esta forma, en la provincia “superamos los 100 audífonos donados”, agregó.
En materia de atención a los misioneros, esta profesional aclaró que “muchos piensan que solamente es para niños esto y también es para adolescentes y adultos”. En este sentido, compartió que “hubo chicos que no podían terminar la secundaria por el problema auditivo, más en esta época con el uso de pantallas. También conocimos personas que habían perdido el trabajo y que no se animaban a volver a buscar otro por falta de este recurso auditivo tan importante”.
Zajaczkowski detalló además que con la pandemia “el uso del barbijo también provoca que el sonido salga deformado, con menos volumen. Por tanto, a la hora de comunicarse, el paciente hipoacúsico tampoco puede ver las pistas faciales, los movimientos de la cara, no solamente la lectura del labio, para entender una palabra”.
fuente: primeraedicion
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